PESTAÑAS DEL MENU

lunes, 9 de julio de 2012

UN PENSAMIENTO EN ALTO

    Siempre que intenté escribir algo sobre esto me pareció bastante comprometido. ¿Cómo expresar este pensamiento sin ser ofensiva? Pero todo el mundo que me conoce sabe que soy consecuente con mis ideas aunque siempre no sean en mi beneficio.

  Pues bien, la reflexión que aquí expongo comenzó un día en el que un cliente habitual muy educado y comprensivo me regaló un halago… “Eres estupenda… y no me importa lo que haces..”
   Sinceramente, y a riesgo de parecer engreída esa frase la escuché un montón de veces sin que jamás razonara sobre ello.
   No sé por qué ese día me dio por darles vueltas al tema: “…no me importa lo que haces”. … y… ¿qué hago? ¿Ofrecer masajes? 

  Me alegro mucho haber conseguido que la mayoría de mis clientes no vean en esto un condicionante moral. En mi trabajo cuidar la discreción ha sido uno de mis valores esenciales y nunca expondría mis pensamientos abiertamente a alguien y menos aun sabiendo que la intención de la persona es únicamente agradar.
   La verdad es que yo nunca cuestione las circunstancias que llevan a una persona a buscar un masaje o sexo de pago: jóvenes, mayores, solteros o casados… Aunque no suene muy bien porque parezca que es “barrer para casa”, la experiencia en este campo me hizo aprender que  desde el chico excesivamente joven por el que me preocupé, temiendo que gastara más de lo que tenía por disfrutar de un masaje y que luego me razonó que era “inversión asegurada” ya  que invitar a cena y copas a una chica no le garantizaba conseguir lo que buscaba y esta opción le resultaba más rentable hasta el sr. casado al que su esposa no le satisface en determinados aspectos por desgaste de la rutina habitual. Cada persona vive una situación concreta y es tan arriesgado emitir un juicio….

Entonces, yo me pregunto… ¿por qué debe ser un condicionante lo que yo hago y no lo que hacen los demás?