PESTAÑAS DEL MENU

jueves, 13 de diciembre de 2012

LADRONAS DE GUANTE BLANCO

             Con mi anterior entrada, además de compartir en este blog mis sentimientos en el momento en el que mi vida cambió de rumbo y un poco explicar lo delgada que es la línea que separa una forma de vida aparentemente convencional de otra, también creo que pretendía poner de manifiesto las dificultades a las que una mujer en mi situacion debe hacer frente.
 
             Siempre me he mostrado muy empática con todas las mujeres que lucharon por lo que creían pero justamente después de publicar esa entrada referente a mi comienzo en este mundo, he vivido una experiencia que me ha hecho meditar mucho.
 
               Es cierto que somos muchas las mujeres que hemos trabajado muy duro para conseguir nuestra independencia y  ante todo el bienestar de los nuestros pero estos días casualmente estuve investigando sobre casos que ocurren a la inversa.
 
          Aunque es mayor el número de mujeres que lo dejan todo, su profesión o sus espectativas de ascenso o promocion en sus puestos por dedicarse a sus familias,  también tengo que reconocer que son  muchos los hombres que se han dejado la piel con su trabajo diario tanto en el ámbito laboral como en sus hogares.
 
           Afortunadamente cada vez son más los que entienden que las tareas del hogar y la educación de sus hijos son obligaciones compartidas.
 
    Fue precisamente conversando con el portavoz de una Asociación de Padres Separados cuando tomé conciencia de la infinidad de casos que existen de injusticias por parte de mujeres.
 
      En otro tiempo la mujer estaba totalmente desprotegida, era el hombre el que en caso de conflicto se marchaba evadiéndose de toda responsabilidad, la situación actual realmente nada tiene que ver.
 
Tengo que decir que mi discurso feminista estaba equivocado. Me avergüenzo profundamente de ese amplio conjunto de mujeres que en un momento de sus vidas dejaron de querer a sus parejas y continuaron su relación por la simple comodidad de tener sus vidas resueltas. Mujeres que generalmente se creen modelos de moralidad, mientras se aprovechan del trabajo de otro. Señores, no nos engañemos, no es esto otra forma de prostitución???
 
 Exigen fidelidad a sus parejas a las que tienen olvidadas sexualmente y hacen de esta forma que la convivencia sea realmente insostenible. Pero cuando llega la ruptura adoptan el papel de abandonadas y desprotegidas y no tienen reparos en utilizar esta ventaja judicial y social para exprimir al máximo la situación  en esta especie de chantaje emocional con el único fin de conseguir mejoras materiales.
 
Sé que sobre todo en casos de desavenencias debe primar el bienestar de los menores, no me cabe ninguna duda, legal y moralmente esto debe de ser así. Pero creo que la sociedad se aferra a modelos de educación obsoletos en los que se le otorga a la mujer el beneficio casi absoluto en relación con los hijos.
 
 Personalmente he de decir que pude comprobar que los niños esencialmente necesitan seguridad y mucho amor para crecer mentalmente sanos. La capacidad de adaptación de ellos es increíble y no creo que un padre que proporcione a sus hijos esos valores básicos pueda ser calificado de incompetente para llevar a cabo su papel de educador.
 
Es totalmente injusto que un hombre involucrado al máximo en su vida familiar, partícipe de todo el desarrollo de la vida de sus hijos cuando quiere poner fin a una relación se vea obligado a abandonar su casa (pues aunque luche por una custodia compartida, si la mujer no está de acuerdo, es un proceso incierto y muy dilatado en el tiempo tal y como funciona la justicia en este país...), y a renunciar al dia a dia con sus hijos.
 
Apuesto por todos esos hombres que también se quitan la venda de los ojos y no aceptan esta explotación, por los que toman conciencia de que en las disputas de pareja no se utiliza a los niños como moneda de cambio y por los que no se sienten inferiores como educadores de sus hijos y son capaces de pelear por ellos hasta el final.
 
Para ellos todas mis palabras de ánimo para que nunca tiren la toalla, para que no les hagan ver que una separación o un divorcio tiene que ser sinónimo de pérdida o distanciamiento de sus hijos y para que sepan ver que  los niños siempre serán más felices cuanto más implicados estén  en sus vidas no cuanto mayor sea la pensión que reciba su mamá.
 

lunes, 3 de diciembre de 2012

...Y APARECIÓ MAR SERINE


“Soy Mar, masajista erótica. Te invito a disfrutar del mejor masaje Thai. Deja que mis manos y mi cuerpo al desnudo se deslicen sobre tu piel hasta conseguir que alcances la máxima excitación. Sexo & Placer con elegancia y estilo.”

 

                Este anuncio, uno de tantos de los que se pueden leer en las diversas páginas de relax existentes, fue el inicio de una nueva etapa para mí. El momento determinado en el que decido  poner mi mundo boca abajo, cambiar mis esquemas y estereotipos de vida convencional. Sí, es increíble pensar que detrás de cada inserción de este tipo, detrás de cada oferta de sexo de pago, existen historias increíbles sobre vidas reales de mujeres valientes que un día decidieron ponerse el mundo por montera y tirar para adelante.

                Quiero narrar mi experiencia, un cambio brutal que me hizo aprender de la vida mucho más que en el resto de mi existencia anterior. Y como siempre he sostenido que ocurre en todas las situaciones imaginables, con sus pros y sus contras, con sus luces y sus sombras.

                La historia de Mar, mi historia comienza un día cualquiera de un octubre cualquiera.

                Amanece de nuevo, atrapada en el seno de un matrimonio agonizante. La apatía y el desánimo de una mujer treinteañera que a golpes de rutina diaria, de sin sabores cotidianos perdió la ilusión por vivir. Me siento frente a una taza de leche caliente y recuerdo tiempo atrás, cuando fui líder en la Universidad, cuando mi máxima preocupación era que atuendo lucir el viernes por la noche, cuando la magia de la adolescencia provocaba chispas en el alma…. Y me pregunto ¿Cómo he podido llegar hasta aquí? ¿En qué momento desaparecen las aspiraciones? Analizo mi día a día. Entrega absoluta a mis hijos preescolares. Madre, cocinera, enfermera, limpiadora, maestra y organizadora de dos vidas que absorbieron la mía en el mismo instante en el que supe de su existencia.

Y es ahora, en ese preciso momento cuando me planteo si esta abnegación y entrega total ha merecido la pena. Sin vida sentimental ni sexual, construyendo para ellos un ficticio entorno social aparentemente perfecto.

Desayunos con madres del colegio, que salvo en excepciones muy muy contadas, confirman que no es sentimiento único. Y es entonces cuando tengo la sensación de ser despojada de forma milagrosa de una venda que cubría mis ojos y me impedía ver la cantidad de mujeres de mi generación viven lo que yo…

                De repente,  varias dudas me asaltan y me provocan una enorme inquietud…  ¿Soy mejor madre por olvidar mi vida? Sintiendo lo que siento ¿Qué será de mi dentro de 10 ó 15 años? Pienso y no me gusta lo que veo.

                Este preciso momento es el origen de Mar, sin saberlo… ni siquiera imaginar que podría convertirme en una de las masajistas más populares del momento, es el instante en el que el destino ya tenía todo dispuesto y solo hacía falta que las circunstancias se alinearan para que todo comenzara.

                A partir de ese instante en el que tomo conciencia de que mi vida, como si hubiese estado sumida en el más profundo de los sueños, debía despertar, necesitaba cobrar aliento.

                Gracias a esas reflexiones, movida por apagar una angustia y desánimo general que invadía mi alma. Me levanto decidida a cambiar todo. Mi punto de partida fue tomar conciencia que tenía un yo. Esto puedo resultar extraño entender pero era la realidad más absoluta. En todo este tiempo de entrega había olvidado que era una mujer… no una madre, ni una esposa sino una mujer atractiva que podía parecer bella ante los ojos de los demás.

                Necesitaba ese cambio para seguir, impulsada por la imperiosa necesidad de romper con todo. No sé muy bien cómo ni porqué pero de repente como si me inyectaran la motivación y la autoestima en la sangre, decido ser valiente, sincera. Sabía que debía poner fin a un matrimonio que ya duraba veinte años y que diez años antes estaba totalmente acabado.

                Supe de pronto que mi vida era una auténtica mentira, compartiendo una convivencia con un hombre al que muchísimo tiempo atrás había dejado de querer. Sin sospechar en absoluto que las circunstancias siguientes me obligarían a aterrizar en este mundo del sexo de pago.

En aquel entonces pensé que me estaba prostituyendo en el absoluto sentido de la palabra. El permitir que un hombre al que no amaba me pusiera una mano encima sólo por no querer cambiar las cosas. El hecho de que él proporcionara los ingresos económicos no era el asunto, porque aunque este aspecto me fuera reprochado más de un millón de veces posteriormente, yo sentía que esta situación era fruto de un pacto acordado. No proporcionaba ingresos en mi casa pero me ocupaba de forma eficaz de todo incluyendo siempre a la sombra  la administración  de su negocio. Si tuviera que cuantificar en una cifra mis honorarios a jornada completa para comparar esfuerzos con él, creo no saldría desfavorecida, aunque esto es algo que a una ama de casa no se le permite ni siquiera pensar, se presuponen son obligaciones adquiridas que no están sujetas a remuneración alguna. Pero no era esto lo que me hacía sentir  tan mal, yo sentía que me vendía por aceptar vivir con una pareja fingiendo un sentimiento, una unión, cuando todos los días respiraba muy hondo al oír el sonido de sus llaves abriendo la puerta de casa y cuando asistíamos a cualquier evento social  sentía  que su mano en mi hombro casi me quemaba la piel, quería estar en otro lugar.

¿Qué deferencia existe entre trabajar vendiendo mi cuerpo con el hombre  con el que estaba casada a hacerlo en la actualidad con clientes? Esta pregunta me la formularon amigas, compañeras y clientes en numerosas ocasiones. Para mí la respuesta es sencilla. Trabajando vendo mi cuerpo, mi masaje, sexo, comienzo a una hora determinada y finalizo a otra. En esa situación vendía mi vida privada, no había un principio y un fin lo que resultaba totalmente agotador  en todos los aspectos.

Este fue el inicio, y el cúmulo de consecuencias que puede tener para una mujer intentar emprender una vida independiente. En pleno siglo XXI, en el seno de una sociedad aparentemente evolucionada, es totalmente sorprendente comprobar que una mujer apartada del entorno laboral durante años y dependiente de una estructura familiar patriarcal, tiene que enfrentarse a la falta de apoyo familiar pues resulta para la mayoría incomprensible que sin recursos económicos y por voluntad propia se renuncie a una vida estable y acomodada. La honestidad personal y el deseo de vivir lo que se siente son valores poco preciados para personas que socialmente rechazan todo lo que implica una ruptura con las normas establecidas.

viernes, 17 de agosto de 2012

INTELIGENCIA MASCULINA


Desde que Mar comenzó su andadura profesional se vio envuelta en un entorno masculino. Las relaciones sociales cambiaron. Tiempo atrás la valoración que podía hacer sobre los hombres era exclusivamente desde el ángulo femenino.  El estereotipo de hombre cuyos principales intereses son la cerveza, el futbol, los coches y las mujeres, cambió. No porque descubriera que no son esos sus principales intereses, que en un porcentaje muy amplio se cumple esa previsión, sino porque supe que además algunos, tienen otros.

No pretendo insultar la inteligencia masculina ni mucho menos, y me gusta analizar e investigar un poco sobre conductas que se repiten porque no creo que sean casuales. Pero sinceramente fue sorprendente comprobar que podía entablar una conversación interesante con un hombre. Aunque siempre me consideré una mujer liberal y este hecho es bastante absurdo y retrógrado pero reconozco que probablemente esta circunstancia no la percibí antes porque mi rol anterior de esposa y madre era una barrera autoimpuesta que de forma inconsciente frenaba cualquier grado de amistad con el sexo contrario que fuera más allá de un formalismo social.

He analizado  un hecho concreto. Cuando un hombre asiste a la consulta de un psicólogo, al finalizar la primera consulta, una vez que el individuo sale por la puerta, el profesional sabe el problema que tiene, la terapia que va a seguir, el dinero que se va a gastar…. En cambio, cuando es una mujer la que se sienta en la consulta y llega ese momento creo que solo queda claro que esa mujer tiene un novio o un marido, hijos, jefe… y un sinfín de obligaciones y que todo ese conjunto la han llevado hasta allí…. Porque la mujer rara vez habla de ella, culpa a los demás.

Con todo esto quiero decir que al margen de los habituales tópicos sobre diferencias entre sexos es evidente  que no somos  mejor ni peor sino diferentes. Pero del mismo modo creo que el hombre en sus relaciones habituales con otros hombres se ha labrado esta percepción que tenemos sobre ellos. En resumen y citando un ejemplo cotidiano,  no  me asombra que un hombre al que le interese el deporte inicie su lectura con la contraportada de este periódico deportivo, lo que es increíble es que crea que a la fulanita de turno le interesa el deporte!!! Eso para mi es lo que realmente degrada la inteligencia masculina.

NUEVA TEMPORADA.


Ya en el Ecuador del mes de Agosto, en plena ola de calor asfixiante y refugiada en el salón de casa con el aire acondicionado a temperatura polar, reflexiono.

De acuerdo con una amiga mis años no comienzan en Enero como es la norma sino en Septiembre. Es cierto que al igual que ella,  es en Agosto cuando hago balance e intento definir mis objetivos futuros...  Esta temporada que comienza he decidido que sea una etapa de transición. Atrás quedaron los viajes, Jaén, Jerez,  Córdoba, Valencia…. un poco cansada de la vorágine que supone el continuo ir y venir.  Opto por quedarme definitivamente en Sevilla y así vivir la que quiero que sea la última temporada de Mar, para que concluya en el mismo sitio donde comenzó. Por supuesto que las escapadas a Córdoba continuarán todos los meses, pero todo mucho más tranquilo.

Planes, planes, planes…. Me gusta trazarme metas sin atosigarme, la satisfacción de los propósitos cumplidos no tiene precio, pero sobre todo me gusta ilusionarme. Todos las intenciones  futuras las vivo desde el mismo momento que las pienso, regresar al gimnasio, estructurar el plan de estudios y la rutina escolar de mis hijos, curso de Gestalt…. En resumen, cumplir una serie de obligaciones y afrontar un invierno que se nos presenta bastante frio y duro sin conocer aún las previsiones  meteorológicas. Y por muchas restricciones económicas a las que nos quieran someter yo me refugiaré en mi amplio repertorio de cosas buenas y extremadamente económicas…. Una copa de vino en casa y al atardecer, un buen libro, el milagro de seguir enamorándome cada día más de la persona a la que amo, (eso es absolutamente barato y a la vez tan caro que no se puede fabricar), en definitiva ser feliz adaptándome al tiempo en el que vivimos porque como dice Almudena Grandes la felicidad es otra forma de resistir.

lunes, 9 de julio de 2012

UN PENSAMIENTO EN ALTO

    Siempre que intenté escribir algo sobre esto me pareció bastante comprometido. ¿Cómo expresar este pensamiento sin ser ofensiva? Pero todo el mundo que me conoce sabe que soy consecuente con mis ideas aunque siempre no sean en mi beneficio.

  Pues bien, la reflexión que aquí expongo comenzó un día en el que un cliente habitual muy educado y comprensivo me regaló un halago… “Eres estupenda… y no me importa lo que haces..”
   Sinceramente, y a riesgo de parecer engreída esa frase la escuché un montón de veces sin que jamás razonara sobre ello.
   No sé por qué ese día me dio por darles vueltas al tema: “…no me importa lo que haces”. … y… ¿qué hago? ¿Ofrecer masajes? 

  Me alegro mucho haber conseguido que la mayoría de mis clientes no vean en esto un condicionante moral. En mi trabajo cuidar la discreción ha sido uno de mis valores esenciales y nunca expondría mis pensamientos abiertamente a alguien y menos aun sabiendo que la intención de la persona es únicamente agradar.
   La verdad es que yo nunca cuestione las circunstancias que llevan a una persona a buscar un masaje o sexo de pago: jóvenes, mayores, solteros o casados… Aunque no suene muy bien porque parezca que es “barrer para casa”, la experiencia en este campo me hizo aprender que  desde el chico excesivamente joven por el que me preocupé, temiendo que gastara más de lo que tenía por disfrutar de un masaje y que luego me razonó que era “inversión asegurada” ya  que invitar a cena y copas a una chica no le garantizaba conseguir lo que buscaba y esta opción le resultaba más rentable hasta el sr. casado al que su esposa no le satisface en determinados aspectos por desgaste de la rutina habitual. Cada persona vive una situación concreta y es tan arriesgado emitir un juicio….

Entonces, yo me pregunto… ¿por qué debe ser un condicionante lo que yo hago y no lo que hacen los demás?

jueves, 21 de junio de 2012

MAXIMAS VIBRACIONES.... UNA EXPERIENCIA DIFERENTE


 De nuevo escribo unas líneas en este blog que es un poco mi desahogo diario. Esta semana he vivido una experiencia diferente. Si, es completamente cierto que desde que comencé en esta profesión  la vida transcurre rápida en todos los aspectos y la madurez no se alcanza sólo con la edad sino con la experiencia.

Pues bien, como es sabida la amistad que me une a mi compañera Martina Valentino en Córdoba, esta semana le propuse trabajar en su reconocido Centro de Masajes. Como siempre nada más descolgar el teléfono el trato cordial y humano que esta chica ofrece te deja con el corazón al aire. Sin pensarlo ni un segundo me dijo que me esperaba con los brazos abiertos.

El lunes muy temprano me levanto, todo preparado. Aunque mis inicios fueron también en Centro de Masajes no de forma independiente, el nerviosismo se apoderó de mí. No es que diste demasiado la forma de trabajar de una manera u otra pero creo que el condicionante de no defraudar a la que considero la persona más profesional en este sector pesaba como losa sobre mi espalda.

Cuando subo al AVE un pellizco en el estómago me oprime durante todo el trayecto. Al bajar en la estación decido tomar un refresco porque los nervios recorren mi piel.

Escribo estas líneas a punto de concluir mi estancia en el Centro Máximas Vibraciones y…. Que Experiencia!!!!! Nunca hubiese imaginado aprender tanto. Me llevo mucho. El recordar la sensación del trabajo compartido, la convivencia y coordinación en grupo.

 La perfección y el cuidado de todos los detalles, el ambiente fenomenal de un elenco de chicas estupendas, la profesionalidad y el saber hacer….. Si bien es cierto que valoraba a Martina como amiga y la imagen que su inteligente y cuidada publicidad proyecta, he tenido el privilegio de comprobar que el reconocimiento que alguien alcanza en un trabajo no es más que el fruto del esfuerzo diario. Como siempre el elegante Logo de Martina queda eclipsado por su sello personal que mucho más allá de esas impactantes iniciales que cuida con tanto esmero es la ternura y el cariño, la humanidad y el calor que ofrece a todo el que se acerca a su entorno. Gracias por supuesto a Martina, a Ana, a Claudia (con su aire a Cindy Crawford y su buen humor... me he reido mucho) y a todas las compañeras que me han hecho disfrutar de una estancia en Córdoba que jamás olvidaré.

miércoles, 13 de junio de 2012

A VUELTAS DE TANTA CRISIS


            Me resulta últimamente muy agotador y desmoralizante escuchar las conversaciones en la calle. Tiempos difíciles... caos económico... no se habla de otra cosa. Para colmo nos tocó vivir en la era de internet... las noticias no corren, vuelan. La información al alcance de cualquiera. Sin pensarlo todos nos convertimos en economistas improvisados que analizamos, valoramos y juzgamos la situación actual.

            Es, cuanto menos, curioso escuchar los argumentos esgrimidos por cada cual: masajistas, fontaneros, abogados, taxistas, profesoras.... opiniones diversas más o menos fundadas que comparten un sentimiento común: El desánimo.

   La desilusión se apodera de todos. Reflexiono a menudo sobre la relación que existe entre el dinero y la felicidad. Acostumbrados a vivir en una sociedad consumista parece que es directamente proporcional el vínculo...  si es boyante la economía tenemos más cosas.

            Es evidente que el poder adquisitivo nos proporciona bienestar, y que la carencia de medios incertidumbre... No hay visión romántica en la economía que pague la factura de la luz ni la cuenta del súper. Soy de las que olvida dificultades con tardes en zapaterías... pero por mucho que cure mi ansiedad el tener dos armarios repletos de tacones de aguja... ¿Me hizo eso más feliz?  También he vivido sin absolutamente nada.

            Dándole vueltas a este tema he estado pidiendo a mis amigos y conocidos que cerraran los ojos y me contaran un momento puntual de sus vidas  en el que se sintieran tremendamente felices. Muchas han sido las respuestas: una amiga dijo que pasear con su padre cuando era niña, mi ex marido confesó que el día que nacieron sus hijos (¡menos mal!), otra amiga el día que consiguió graduarse después de varios años de sacrificio estudiando...
             Personalmente me ocurre igual, si busco entre los recuerdos, las imágenes se suceden como flashes en el tráiler de una peli: El "te quiero" inesperado de mi hijo cuando se cruza conmigo por el pasillo, los razonamientos ilógicos de mi hija que me dejan a cuadros y me hacen reír tanto, el beso apasionado de la persona que amo, sus manos recorriendo mi cuerpo...

            Será que cuando estamos inmersos, protagonizando esos momentos no somos conscientes del alcance que realmente tienen, aprendemos a valorarlos cuando ya sucedieron...  Y me parece muy triste que consumamos el tiempo solo en lamentarnos de lo que perdimos y no disfrutando de lo que conservamos.

            Soy una persona muy realista y la vida  está claro que no es un spot de televisión pero me niego a hablar exclusivamente de problemas porque si obviándolos no se arreglan, recreándonos en ellos tampoco y me quedo con todo lo que siempre me hace muy muy feliz...